domingo, marzo 26, 2006

Si...

Si...
Si eres capaz de conservar la calma
cuando todos a tu alrededor
pierden la suya y recriminan tu fortaleza
Si eres capaz de mantener la confianza en ti mismo
cuando todos todos dudan de tu valor
y no obstante tienes la entereza suficiente para ser igualmente misericordioso con las
dudas de quienes te rodean
Si eres capaz de esperar y no sufrir con el desaliento de la espera
o siendo tu engañado no transas con la mentira
o siendo tu odiado al resentimiento no das cabida
y, aún así, no haces ostentación de tu bondad
ni tampoco de tu buen juicio
Si eres capaz de soñar y no convertirte en prisionero de esos ensueños
Si eres capaz de pensar y no transformar esos pensamientos en designios
Si eres capaz de enfrentar tanto los triunfos como los fracasos
y tratar a ambos como lo que realmente son: dos impostores
Si eres capaz de escuchar la verdad que tu mismo haz expuesto con entusiasmo
-flaseada y corrompida- para hombres ruines y perversos
con el proposito de hacer de ella una trampa para incautos
o contemplar quebrantado todo ello por lo que diste tu preciosa vida
y volver a levantarte con estropeadas y gastadas herramientas
Si eres capaz de reunir todos tus aciertos
y arriesgarlos de una sola vez en un golpe intrépido de azar
y perderlos, para luego, con aguerrido corazón - sin mencionar las pérdidas-
volver a comenzar desde el principio
Si eres capaz de mantenerte en la batalla impetuosa, con el pensamiento alerta
el corazón anhelante y los músculos en tensión
para decididamente emplearlos, cuando todo en ti parece que se derrumba
excepto la voluntad que no deja de repetirte que sigas adelante
Si eres capaz de dialogar tranquilamente con multitudes
y conservar intacta tu virtud o caminar junto a reyes sin perder -para nada-
el rasgo común
Si ni tus enemigos ni tus amigos más queridos son capaces de herirte
Si eres bondadoso con todos
pero nunca en demasía para que, así, nadie te pueda mal interpretar
Si puedes saciar los momentos inexorables de la vida
con el valor de sesenta segundos de contienda sin igual
¡ Tuya es la tierra y todo lo que habita en ella!
¡ Y lo que aún es más importante tu serás un hombre hijo mío !
Rudyard Kipling