Confesiones...

Hoy ha sido un día distinto, en realidad, los últimos días han traído a mi mente recuerdos que hace mucho no tenía, sentimientos que creía ya olvidados… y es lo que hay, decir la verdad jamás es malo, y sobre todo si es desde el fondo del corazón siendo realmente sincero…

Una vez mi padre me dijo que había una clase de amor en el cual era necesario alejarse, enfrentar todo el egoísmo que hay detrás de esas ganas de retener y poseer a la persona que se quiere, a pesar del dolor al principio, pronto, si se ama de verdad – decía mi querido padre- el dolor dará paso a la felicidad, cuando comiences a ver que esa persona sonríe y es capaz de ser feliz… si no lo sientes así, podrás decir que no amaste de verdad, y pronto ese sentimiento sólo dará paso a rabia y actitudes no justificadas…
Cuánta razón tenía mi padre Tinuviel, sabes que te nombre así porque tus palabras llegaban como el canto de un ruiseñor a mis oídos, y es así como los elfos sabios inmortales llaman al ruiseñor en su lengua… Tinuviel…. Y sí, cuánta razón tenía mi padre…

Ha pasado bastante tiempo, y al comienzo de estas últimas semanas me asuste al volver al recordarte, pero pasando los días me dí cuenta que era muy distinto, que no debía temer, porque por fin había sanado las heridas que yo mismo me había provocado…
Ya es casi fin de año, y lo más probable es que pronto me valla, y si no resultan las cosas cómo espero, aún así creo un buen momento para hablar desde el corazón…

Muchas veces te pedí disculpas por mis actos sin ser más que un querer encontrar perdón para satisfacer mis propias necesidades, sin tener claro realmente porque pedía perdón… hoy te pido perdón por haber querido con ansiedad y egoísmo agarrar todo en mis manos, con codicia y egoísmo, y retenerlo como el más estúpido de los reyes, sin entender él como las riquezas y los mayores tesoros envilecen al hombre, hasta transformarlo a veces en algo que tememos convertirnos, y es que, a veces como me dijiste una vez, uno puede sin quererlo cometer los peores crímenes, más aunque no sean con intencionalidad, no se puede borrar el daño causado…

Muchas veces te dije gracias, sin querer más que seguir ese mismo egoísmo que me conquistó, pero sin saber realmente que agradecer… Pues hoy te digo gracias porque gracias a lo que me hiciste descubrir, aquel sentimiento hermoso que lleno mi corazón, fui capaz de hacer un análisis completo de mi persona, un análisis real, encontrando mis más temidos demonios, y enfrentándolos gracias a lo aprendido contigo… creciendo hasta llegar a un punto que jamás en toda mi vida había llegado, gracias por haberme mostrado el amor, gracias por haberme querido…

Una vez te conté una historia, que hablaba sobre el cinturón de Orión, aquel guerrero invencible… la leyenda dice que en la estrella del medio se encuentran los Unicornios, retirados a ese lejano lugar desde el momento en que los hombres dejaron de creer en las fantasías, prometiendo que algún día, cuando los hombres volvieran a recuperar su fé y la grandeza de su espíritu, grabada en miles de leyendas y mitos, ellos volverían a ayudarnos para ser felices y volver a ser grandes como antaño… pues si este sentimiento aun puede llamarse amor, o sea lo que sea, lo guardaré en esa estrella lejana, hasta el momento en que sea adecuado que vuelva, o hasta el momento en que los unicornios se marchen definitivamente y se lo lleven con ellos…

Se por tus palabras que aún hay muchas cosas desagradables que te despierta mi persona, es por eso que me alejé como me pediste, y ya pronto no volverá a suceder, pero quiero que sepas que esté donde esté, siempre enviaré mis fuerzas y deseos para que estés bien, y así, si algún día te vuelvo a ver, tu sonrisa sea la que conocí cuando fuiste feliz a mi lado, aquel tiempo en que ambos fuimos primerizos, tu en tu entrega, yo en el amor, y gracias a lo cual dejamos algo prendado en nosotros en el umbral de los tiempos, algo que no puede ser borrado…

Necesitaba decirte esto para confirmar la paz y los sentimientos que tengo, la paz que sentí al resolver la pregunta que tanto me hice… y si, nos quisimos de verdad, y eso para mi cuenta… sólo una cosa más… una vez me dijiste que me hacías el regalo perfecto, más no lo fue, pues el real regalo perfecto fueron tus lágrimas de felicidad diciéndome “te quiero”, hace ya mucho tiempo…

PD: Creí que nunca sería capaz de hablar así nuevamente….