jueves, junio 29, 2006

Esquizofrenia de una pena...



En mi caminata incansable buscando la llave adecuada para secar estas lágrimas incontenibles, llegué cansado y aburrido de mi mente a un viejo árbol, en un lugar oscuro, un árbol con unas cuantas hojas verdes saludando al atardecer, pero con un montón de hojas secas y maltrechas a sus pies, hojas que alguien olvidó limpiar.

Comencé a pensar en el pasado de ese árbol, como esas hojas brillaban cara al sol reluciendo su belleza, sin verguenza, con inocencia, con bondad, como en ese mundo que yo me cree en mi soledad y en mi alma, y que compartí por amor...

El tiempo comenzó a pasar en mi imaginación, y cuán cada uno de mis recuerdos, en la esquizofrenia de mi pena, empezaron a caer las hojas, secas, destruídas, pisadas, y el viento cuán mi mano que destruye todo lo que ama, empujaba los recuerdos...o las hojas, ya no se qué eran, pero el viento las mecía para caer lentamente, como burlándose de mis ojos apenados.

Miré hacia la copa del árbol nuevamente, y reí, por que encontre dos hojas bellas, mirándose en un rincón oscuro, y brilló en mi corazón la angustia...o la esperanza, ya no se lo que era, en ese mundo en el que creí, ese mundo que encontré y perdí tan estupidamente.

Pero el tiempo avanzó en mi mente, mi mano... o el viento, ya no se lo que era, en la esquizofrenia de mi pena arrancó una de esas hojas, pero no calló al suelo, se la llevó lejos, y esa hoja olvidó el árbol, olvidó ese mundo...

Y la otra hoja que se quedaba sola, con el tiempo calló, y se secó, estaba llena de recuerdos, llena de dolor, llena de culpabilidad, porque se sentía culpable, de haberse rodeado de hojas bellas, y haberlas perdido todas, de haber encontrado una esperanza en una hoja hermosa, pero la había alejado con su estupidez, y en la esquizofrenia de su pena, perdió toda angustia y esperanza, y se abandonó al vacío...

Y el árbol al final, se dobló, se quebró, y se marchitó en el olvido....

Escritos míos... o de un loco, ya no se lo que soy...